sábado, 17 de agosto de 2013

La sociedad hispanoamericana. Los mestizajes

"Los dominadores y los dominados no vivieron, evidentemente, en compartimientos estancos según un régimen estricto de apartheid. La sociedad de la América colonial  (por lo menos en el caso español y portugués) no fue una sociedad de castas formada por grupos cerrados y endogámicos, ni una sociedad basada en la diferencia de posición social, ni una sociedad de clases según un criterio económico dominante, sino que fue una compleja combinación de estas fórmulas".
Tomado de: Bennassar Bartolomé. La América española y la América portuguesa. Siglos XVI- XVIII.Madrid: Akal, 1996.

Casi todos los invasores eran, al principio, hombres. Por lo tanto, junto con el descubrimiento y la conquista llegó el mestizaje, o sea, la unión entre la etnia blanca y la indígena. Bennassa hace referenica a palabras del historiador Morner, en las que afirma que "(...) de alguna manera, la conquista de América de los españoles fue, en primir lugar, la conquista de las mujeres (...)", afirmando que "la apropiación de las mujeres fue simplemente uno de los elementos de la servidumbre general de la población india (...)".
La violencia formó parte de la conquista, y el abuso sexual no estuvo ausente,

"A menudo recibían a las mujeres como regalo por parte de los caciques indios, como una forma de regalo por parte de los caciques indios, como una forma de hospitalidad. Por ejemplo, Cortés y sus compañeros, en Tabasco, recibieron 29 mujeres, entre ellas Marina, que se convirtió en la amante de Cortés (...) muchas indias se unieron a los españoles por propia voluntad y algunos autories hablan incluso de la "furia" de las indias por los españoles, porque éstos les ofrecían un ardor que no era usual en sus maridos, y además por su superioridad social". 
 Tomado de: Bennassar Bartolomé. La América española y la América portuguesa. Siglos XVI- XVIII.Madrid: Akal, 1996. 

Según un cronista mestizo de la época, Garcilazo de la Vega, "(...) cuando los indios se daban cuenta de que una mujer estaba embarazada de un español, todos sus parientes rendían homenaje a este último como a un ídolo y le servían, y se consideraban sus parientes". Por lo tanto, la relación entre blancos y mujeres indígenas fue parte de la cotidianeidad del período. Incluso, las autoridades españolas alentaban los matrimonios entre ambos grupos para intentar "(...) que los cristianos se casen con indias y las cristianas con indios, para que ambas razas puedan comunicarse y educarse mutuamente y para que los indios se conviertan en hombres y mujeres razonables". Sin embargo, el racismo imperante hacía que los hombres blancos utilizaran a las indígenas como concubinas pero prefirieran casarse con mujeres blancas, incluso prostitutas, a pesar de que frecuentemente reconocían a sus hijos mestizos. La idea que guiaba a las autoridades tenía también objetivos políticos: si los españoles se casaban con las hijas de los caciques, los futuros caciques serían españoles. 

"Pero no sucedió lo mismo con los negros. La Corona intentó impedir este tipo de matrimonios mixtos, sin duda a causa de la deshonra de la esclavitud y del riesgo de propagación del Islam. El decreto de 1541 (...) recomendaba que los negros se casaran entre ellos".
Tomado de: Bennassar Bartolomé. La América española y la América portuguesa. Siglos XVI- XVIII.Madrid: Akal, 1996.  

Si bien, tampoco en este caso, estaban prohibidos los matrimonios entre personas de diferente origen, exístían serias restricciones que los desalentaban, pudiéndose observar, a medida que transcurría el tiempo, como la legislación se fue endureciendo en forma progresiva, al tiempo que la mujer blanca comenzaba a afincarse en América, y la interracialidad dejaba de ser un aspecto imprescindible en la formación de la sociedad.


"(...)en 1678 se prohibió a los oficiales de Santo Domingo el acceso a los grados superiores si se habían casado con mujeres negras. Para limitar los matrimonios mixtos, el Código matrimonial de 1776 prohibió a todos los jóvenes menores de veinticinco años que se casaran sin autorización paterna (...)".
 Tomado de: Bennassar Bartolomé. La América española y la América portuguesa. Siglos XVI- XVIII.Madrid: Akal, 1996. 

Si bien mediante esta legislación , la Iglesia y la Corona pertendían evitar el concubinato, perdiendo toda forma de control sobre las uniones mixtas, ello no fue posible. 

"Comerciantes, artesanos, funcionarios, religiosos, sacerdotes, todos tenían concubinas de piel oscura, a la vista de todo el mundo. A pesar de las prohibiciones, las persecuciones, el conbubinato fue la forma de las relaciones sexuales interétnicas" 
 Morner, cit. por Bennassar Bartolomé. La América española y la América portuguesa. Siglos XVI- XVIII.Madrid: Akal, 1996. 

 Bennasar afirma que la sociedad americana fue una sociedad de castas diferente a las habituales en la época. Sin embargo, debido a lo humillante de la condición de esclavo, la unión de blancas con negros, o viceversa, tenía mayores sanciones, lo cual podemos observar en el siguiente orden de jerarquías.

- Españoles, criollos y mestizos legitimados.
- Indios, cuyos caciques tuvieran rango de hidalgos. 
- Mestizos no legitimados y mulatos o negros liberados.
- Esclavos negros. 

Debemos, a esta altura, aclarar que los indios eran considerados, jurídicamente, hombres libres sujetos a tutela. 

"Elegían sus autoridades, no pagaban diezmo, estaban liberados del servicio militar y no podían ser juzgados por los tribunales de la Inquisición. Sin embargo, pagaban tributos, estaban muy controlados y no tentían derecho a portar armas". 
 Tomado de: Bennassar Bartolomé. La América española y la América portuguesa. Siglos XVI- XVIII.Madrid: Akal, 1996. 

Sin embargo, este orden jerárquico no fue estático, sino que se fue modificando, hasta quedar sintetizado de la siguiente manera:

- Españoles peninsulares
- Criollos
- Mestizos
- Mulatos, zambos, negros libres
- Esclavos 
- Indios

 




 
 

La sociedad colonial en Latinoamérica

Según Benassar, solamente es posible analizar la sociedad colonial si tenemos en cuenta la evolución demográfica, que permitió apreciar una disminución de la población indígena, al tiempo que se producía un importante flujo inmigratorio de población blanca y negra por un lado, y el papel de la Iglesia como factor de separación entre blancos, indígenas y negros, en función de su desaprobación acerca del comportamiento de los europeos, situación que generó más de una tensión entre el proyecto económico y el religioso, por otro.
Aceptados como válidos dichos supuestos, el autor divide a la población en dos grupos, definidos como los dominadores, por un lado; y los dominados, por otro. 
Respecto a los primeros, la Casa de Contratación tuvo como cometido llevar un registro cuantitativo y cualitativo de la población que se embarcaba hacia estas tierras, apenas iniciada la conquista. Sin embargo, existieron intentos políticos destinados a apurar el poblamiento, pero esto facilitó el ingreso indiscriminados de personas que luego, o se negaban a trabajar, o abusaban de los indígenas movidos casi exclusivamente por su afán de lucro, situación que se corrigiera posteriormente.
Los blancos, llegados desde los diversos reinos ibéricos, eran mayoritariamente de sexo masculino. y ocuparon, desde el comienzo, los lugares de privilegio en estas tierras, reservándose para ellos los cargos de mayor jerarquía. La llegada de la mujer Europea, posibilitó el nacimiento de un nuevo grupo social, los criollos, que durante las reformas llevadas a cabo por los Borbones, fueron relegados de los cargos confianza. Previamente, una tendencia creciente a la unión de europeos con mujeres indígenas, forzada en la mayoría de los casos, o, voluntariamente, generó un nuevo grupo étnico definido como mestizo. Estos hijos, junto con sus madres, se vincularon a extranjeros de menor jerarquía, al llegar las esposas de los blancos más encumbrados. 
En aquellos lugares donde los indígenas mostraban mayor hostilidad, o no eran aptos para la naturaleza de las tareas, comenzaron a comercializarse individuos de raza negra, traídos desde las costas africanas en calidad e esclavos, en un comercio de triangulación donde los traficantes europeos les cambiaban por productos manufacturados, para luego entregarlos a cambio de metales preciosos, fundamentalmente. De la unión de este grupo con los blancos surgieron los mulatos, y también los zambos, cuando la interacción se daba entre blancos y negras. 
Estos sectores ocupaban los niveles más bajos de la sociedad y eran sometidos de diferente manera. Los indígenas, eran hombre libres sujetos a tutela, esto quiere decir subordinados a los blancos a través de tres instituciones dirigidas por blancos: la Encomienda, el Corregimiento o la Misión.
Los corregidores eran funcionarios de la corona a quienes se entregaba un grupo de indígenas que debían ser explotados, entregándose una parte de todo lo conquistado a la Corona.
Los encomenderos era particulares con una misión semejante a la de los corregidores, con la diferencia que   debían realizar aportes importantes a las arcas reales. 
Las misiones, mientras tanto, eran grandes extensiones de tierra, dirigidas por sacerdotes, donde todos cultivaban en forma comunitaria, al tiempo que aprendían música, a leer y sumar, al tiempo que eran evangelizados. 
Los esclavos, en cambios, eran mercadería y sus derechos inexistentes. Por lo tanto, se diferenciaba con los indígenas en que no eran considerados hombres libres y llegaron a cumplir tareas específicas.