domingo, 3 de marzo de 2013

Transiciones entre la Edad Media y la Modernidad

Tus compañeros y tú están en una etapa cargada de dificultades. En realidad, cada edad tiene las suyas, pero la adolescencia, ese paso entre la niñez y el ser adulto tienen una serie de connotaciones propias, como los cambios en el cuerpo, en la voz, en los gustos. Ahora, seguramente miras a las personas del sexo opuesto de una forma diferente a como lo hacías a los nueve años, y descubres en ellas rasgos que pueden llegar a ser muy interesantes. Al mismo tiempo, tienes la edad suficiente como para decidir sobre ciertos aspectos de tu vida, incluso puedes votar en algunas instancias como la conformación de los presupuestos participativos y las elecciones internas de algún partido político.
Sin embargo, aún mantienes ciertos gustos y costumbres de la niñez: juguetes, "comidas ricas", "mimos" de los abuelos que no quieres que se terminen, pero de los cuales te daría "vergüenza" hablar en público. Eso sucede porque los cambios, durante la vida, son inevitables. 
La adolescencia, en sí misma, es un proceso de transición, de cambio paulatino. Ya no eres un niño pero tampoco un adulto, y tienes características de ambos. Dan ganas de vivir, pero generan miedo los nuevos desafíos, posiblemente porque la libertad siempre va acompañada de la responsabilidad. esto es así, a pesar de que, en muchas oportunidades, finjamos no verlo. 
Si estamos de acuerdo en que la historia de la Humanidad es el fruto de la interacción entre todas las historias individuales coincidiremos en que aquella se configura en base a procesos que implican transiciones. La Historia de un pueblo no cambia en un momento determinado. Del mismo modo en que no podemos identificar el momento exacto en que nos convertimos en adultos, porque no existe tal "momento", tampoco podemos afirmar en qué momento la Edad Media se convirtió en Modernidad. Simplemente, el pensamiento de los hombres fue cambiando a medida que recogía experiencia y comprendía de manera diferente la relación con los demás seres humanos y con la naturaleza. Un día, analizándolo a la distancia, se dieron cuenta que habían cambiado tantas cosas que yo no se vivía en la misma época, que había comenzado una etapa diferente. 

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