jueves, 25 de abril de 2013

Apuntes sobre la Conquista de Perú

Después de afirmada la Conquista de México, fueron enviadas varias expediciones de reconocimiento hacia la costa del Pacífico. Utilizando como base Panamá, se acercaron a la región que hoy ocupan Colombia y Ecuador, llegando a las playas de Perú. Esta etapa de la Conquista estuvo dirigida por Francisco Pizarro, hijo ilegítimo de un noble de bajo linaje. Este hombre ambicioso, narrando la experiencia de sus viajes hacia el sur de México logró firmar, con la corona española, las capitulaciones de Toledo. De acuerdo a lo acordado en éstas, recibió el poder de colocar bajo su autoridad las tierras que sometiera, ganándole de mano a posibles competidores, inclusive, a su socio, Almagro, con quien tuvo un violento enfrentamiento debido a que éste se sintiera perjudicado por la actitud de Pizarro. Dicho enfrentamiento fue laudado con la mediación del encomendero Gaspar de Espinosa, quien sería el encargado de financiar la expedición. 
La expedición partió desde Panamá en 1531, con apenas tres bergantines y 37 caballos, habiendo alistado 180 hombres, muchos de ellos veteranos de la campaña de Cortés. Los primeros intentos de incursión fueron dificultosos. Pizarro envió los botines de guerra a Panamá y con ello consiguió que se le enviaran apoyos que le salvaron del desastre. Si bien Pizarro en sus viajes de reconocimiento había sido bien recibido, fueron atacados por los indígenas, perdiendo gran parte de sus soldados. 
La moral de los españoles se vio fortalecida cuando Pizarro se enteró, por parte de un noble indígena, que los hijos de un Inca recientemente fallecido, Atahualpa y Huáscar, se enfrentaban por el poder en una violenta guerra civil. Las fuerzas de Atahualpa se encontraban en Cajamarca y hacia allí se dirigió Pizarro quien, no obstante la tensa situación, logró llegar a su destino, al tiempo que se concretaba la derrrota de Huáscar. Pizarro se encontraba en medio de un ejército indígena de unos 40 mil hombres, acampado sobre las cimas de las montañas que rodeaban Cajamarca. 
Los indígenas se vieron sorprendidos por la estrategia de los españoles, que conscientes de su inferioridad numérica, hicieron resonar trompetas, tambores, clarines y lanzaron descargas de arcabúz. Sin embargo, la situación se disparó cuando Atahualpa dejó caer al suelo una Biblia entregada por un monje, integrante de la expedición, contrariado porque el libro no le hablaba. Los españoles actuaron velozmente, tomando prisionero a Atahualpa, ante la pasividad de los guerreros que morían sin reaccionar, mientras los ejércitos huían sin explicación. 
Desde su cautiverio, Atahualpa cometió un nuevo error. Dio la orden de ejecutar a su medio hermano cautivo, Huáscar, dejando el camino libre para que las fuerzs de Pizarro avanzara hacia el sur, rumbo a Cuzco, capital del imperio. Por entoces, habían llegado los refuerzos desde Panamá, lo cual permitió organizar la conquista. Los españoles fundaron una ciudad sobre la costa, a la cual hoy conocemos como Santa Rosa de Lima, asegurando la comunicación por mar con Panamá, en forma permanente, y fundan una ciudad más al norte, Trujillo, mientras se ha ido expandiendo la colonización desde México hacia el sur. 

Adaptado de: Bennassar, Bartolomé. Madrid: Akal, 1996.

No hay comentarios:

Publicar un comentario